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Thursday, October 11, 2012

Siria e Iraq donde los imperialistas reparten la violencia y la destruccíon

La otra versión de la intervención extranjera en Siria

Por: Juan Francisco Coloane

Juan Francisco COLOANE / MAPOCHO PRESS – Informe de un reportero independiente chileno, desde Damasco.

● Se instaló en Siria la amenaza terrorista a cualquier periodista que denuncie atrocidades del llamado “ejército rebelde” y sus alianzas con grupos mercenarios y terroristas.

● El periodista Mayar Nasser, de Irán, fue asesinado por los “rebeldes” en septiembre por disentir de los “rebeldes”; otro conducto de TV sirio fue ejecutado por no grabar video contra el gobierno.

● Mi BlackBerry Entel (chileno) dejó de funcionar en Damasco por el bloqueo.

● Funcionarios de gobierno me recomendaron cambiar de hotel a una zona más protegida. 

● La situación más parece una oportunidad de negocios y reparto de un botín.

● El terrorismo es la herramienta que más se está usando para desestabilizar al gobierno.

● 90 %, o más, de las personas que he entrevistado ––como 50, entre estudiantes, comerciantes, gente por la calle–, desean volver a la Siria sin guerra.

● Siria es un estorbo para la influencia regional de la Alianza Transatlántica.

● El llamado “nacionalismo árabe” es detestado por los think tanks de EEUU, Reino Unido y Francia.

● Lo que están haciendo con Siria las fuerzas externas de la Aliana Transatlántica es un “Crimen de Estado hacia otro Estado”.

● Partidos progresistas de America Latina ignoraron petición de expresar preocupación por incapacidad de la ONU.

● Muertes de civiles y población desplazada son en gran parte causadas por una guerra provocada por la intervención externa a través de acciones de terroristas y mercenarios.

● Turquía facilita bases para infiltrar a Siria terroristas y mercenarios extranjeros.

● ONU: firma declaración contra Siria sin investigación.

● Agenda ONU y de Ban Ki Moon: derrocar a Assad.

● Gobierno sirio da batalla clave contra del imperialismo propiamente tal.

Crisis del modelo internacionalista ONU

El tema es bien profundo. Consiste en el estado del internacionalismo que refleja esta crisis. Para muchos cuarteles que han intervenido desde el exterior, la situación más parece una oportunidad de negocios y reparto de un botín. Observé algo parecido en el período pre invasión Irak 2003. Es así de duro lo que observo al llegar y recorrer.

Escribo en un día de recogimiento, escuchando la oración que proviene de la Mezquita que está cerca del hotel donde alojo, en una ciudad donde los terroristas han podido penetrar. Funcionarios de gobierno me recomendaron cambiar de hotel a una zona más protegida. 

En una guerra poco definida, el terrorismo es la herramienta que más se está usando para desestabilizar al gobierno. Y el acoso por las fronteras como es el caso con Turquía. Con todo, el ciudadano con que me he conectado, hasta que estallaron estas acciones de insurrección (no las manifestaciones por mayor democracia, que quede claro), era un ser feliz y tranquilo. Todavía lo es en parte y tiene esperanza que la violencia acabe luego.

Un 90 %, o más, de las personas que he entrevistado ––como 50, entre estudiantes, comerciantes, gente por la calle–, desean volver a la Siria sin guerra, como era tres años antes. Reconocen defectos en el gobierno, sin embargo aprecian como invaluable lo que había y tienen temor a que el país se despeñe en una guerra sin fin, como Afganistán.

Agenda de Alianza Transatlántica con Siria

El origen del problema es la agenda de la Alianza Transatlántica: Terminar con el Estado sirio, comenzando por acabar con el actual gobierno, por no acoplarse a la Alianza Transatlántica.

Siria es un estorbo para la influencia regional de esta Alianza. El llamado nacionalismo árabe es algo que detestan los think tanks de EEUU, Reino Unido y Francia por encontrarlo fuera de la matriz de la globalización. Léase: dominio de las transnacionales. Esto surge con anterioridad al atentado a las Torres Gemelas, 2001. 

Basher el Assad, y su padre, desde siempre, no conciben una Siria acoplada a la Alianza Transatlántica, como lo han hecho Israel, Turquía y ahora lo hacen Egipto y los países monárquicos del Golfo Pérsico. Esta es una batalla geopolítica por los recursos, las finanzas, aunque también cultural. Solyenitzin, que detestaba el régimen soviético, a los pocos años de estar en EEUU, enfatizaba que Occidente no tenía ningún derecho a implantar su tipo de democracia al resto del mundo.

Lo que esta Alianza está haciendo con Siria es un crimen internacional porque están financiando una insurrección imbricada con grupos terroristas. Es aquí donde fallaron, se vincularon al terrorismo y contrataron mercenarios.

Este es el reclamo de Rusia y de Siria, por cierto. Se desbocaron –quienes diseñaron el proyecto– en una euforia propia de descerebrados y aquí están los resultados, después de 20 meses en que pudieron haber negociado una salida sin 20.000 muertos y más de un millón de desplazados.

Si se hace una investigación, toda esta operación podría ser “penalizada” de acuerdo a las nuevas resoluciones multilaterales contra el terrorismo. Abruma el silencio de muchos juristas internacionales.

Hace poco, una propuesta de declaración para que un grupo de partidos progresistas de America Latina expresara su preocupación por la incapacidad de la ONU y el multilateralismo en resolver el tema sirio fue cursada por los canales adecuados y no hubo respuesta. El silencio asusta más que complica. Como que los tentáculos de las redes que empujan para que Siria colapse hubieran traspasado todos los muros.

El tema central consiste en el estado de situación del concepto “internacionalismo” y en particular, del fundamentado en la Carta de Naciones Unidas.

Lo de Siria refleja una crisis inédita en el período post desplome soviético y el debate en la asamblea general de la ONU ha sido monocorde, sólo centrado en reformar el Consejo de Seguridad, siendo que el tema a trabajar es una nueva cultura de internacionalismo, en un mundo regido políticamente por las corporaciones transnacionales. Si los sistemas políticos están en profunda crisis en los países, imaginemos un instante si lo de Siria no es reflejo de la profunda crisis política del internacionalismo. 

Terrorismo y censura 

El gobierno de Siria, en su prerrogativa, ha intentado mantener la paz social, el orden de su estado, la integridad territorial y las líneas de abastecimiento y producción. 

Las muertes de civiles y la cantidad de población desplazada son en gran parte causadas por una guerra provocada por la intervención externa a través de acciones de terroristas y mercenarios. La oposición al gobierno se vinculó con estas redes terroristas, en donde se destaca un dato central: el financiamiento proviene de las mismas fuentes.

Esto no se transmite en los medios extranjeros, en particular porque los que cubren las noticias aplican autocensura. Se instaló en Siria la amenaza terrorista a cualquier periodista que denuncie las atrocidades del llamado “ejército rebelde” y las alianzas que ha formado con grupos de mercenarios y terroristas.

Un conductor de noticias y figura importante de la televisión siria hace poco fue asesinado por no querer declarar en un video, después que fue secuestrado, que era opositor al gobierno. Este caso es conocido y poco divulgado. Está el caso del periodista Mayar Nasser, de Irán, asesinado por los “rebeldes” en septiembre, y el de la monja australiana que al regresar a Sydney desde Siria declara a los medios que la información sobre Siria está sesgada y no denuncia las violaciones de los llamados rebeldes y el terrorismo.

Damasco hoy es un foco de operaciones encubiertas porque es la ciudad donde hay más seguridad. Los atentados terroristas han sido de carros suicidas. Ojo con esto. No son entradas del “ejército rebelde”.

Los terroristas y mercenarios infiltrados de alguna forma han colocado un cerco a la información. Si descubren que el o la periodista denuncia violaciones a los DDHH por parte de la oposición, tiene los días contados. Son varios los periodistas heridos y amenazados.

Esta es una guerra sórdida que comienza a adquirir los rasgos de Afganistán y que tiene el sello republicano de los años de 1980, de los Contras en Nicaragua, y muy parecido a lo de Mozambique, con la RENAMO, financiada por la Sudáfrica Boer, Israel y EEUU para desintegrar el país.

Recordemos los casos de Albie Sachs mutilado por una bomba puesta en su automóvil en Maputo y otras víctimas del terrorismo internacional de Estado. Esta vez son varios Estados lo que están aplicando el mismo tipo de terrorismo en Siria.

Lo peor sería renunciar y no enfrentar la amenaza terrorista y aplicar la autocensura.

Siria y el bloqueo

Sorprende encontrar en el comercio una variedad de productos manufacturados hechos en Siria como no he encontrado en otros lugares absorbidos por la expansión comercial China. Siria alcanzó a desarrollar una industria interesante. Ver los informes de la ONU al respecto. Es notorio no obstante, observar los mega proyectos con financiamiento de empresas occidentales que se han suspendido por el bloqueo.

Por razones históricas y culturales, Basher el Assad sigue la línea de su padre, de mantener autonomía, una línea nacionalista-árabe digamos, plural y laica, para conservar la integridad territorial y cultural y grados de independencia e identidad frente al avasallamiento de la uniformidad global. En Damasco y alrededores, se percibe que Siria es el centro más vigoroso de la cultura árabe. Hay un culto al idioma que no se palpa en otras sociedades donde se habla el Árabe. Esto parece más acentuado en esta Siria en crisis de hoy.

Siria, en comparación con la región, ha logrado un sistema socio-económico capitalista bastante desarrollado, con un rol importante del Estado. Siria constituye un modelo y es muy probable que esta guerra importada se proponga desintegrar el Estado sirio y su modelo. Es así que su sistema político ha respondido a la situación de amenaza militar permanente de Israel, que como Estado opera como un “portaaviones” de EEUU en el oriente medio.

La nación Siria en su forma de Estado, en todo caso, no es más autoritaria que Israel y ha vivido en un constante estado de alerta por la inestabilidad de la región debido al conflicto que le genera a Israel y a EEUU la existencia de un estado palestino.

En este sentido se puede hablar de un milagro sirio y eso es precisamente lo que la Alianza Transatlántica desea destruir. Los informes de la ONU sobre Siria han sido bastante mediatizados, producto de la influencia de EEUU e Israel en el Consejo Económico y Social. Se ve un país que funciona, a pesar del bloqueo en las comunicaciones y en el sistema financiero.

Mi BlackBerry Entel dejó de funcionar en Damasco por el bloqueo. No se pueden usar tarjetas de los países que bloquean la economía siria. Aún así se ve este país con movimiento, sus mercados con productos y el sirio siempre diligente. En Damasco y alrededores no parece que en Aleppo hubieran atentados terroristas, aunque la gente está con temor, y en este sentido, el llamado “ejército rebelde” o el Ejército Libre de Siria está perdiendo popularidad.

Capítulo ONU

Lo que están haciendo con Siria las fuerzas externas es un “Crimen de Estado hacia otro Estado”. Y un crimen contra la paz de la gente. La ONU es cómplice de esta situación y no hay forma de juzgarla, porque está auto protegida.

Los funcionarios de la ONU contactados en Siria tienen temor a decir la verdad respecto al terrorismo y siguen la línea de EEUU y Ban Ki Moon. El gobierno debe ser derrocado y los “rebeldes” deben ser apoyados.

Ban Ki Moon, el Secretario General, como diplomático de Corea del Sur apoyó la invasión a Irak 2003 sin autorización del Consejo de Seguridad de la ONU; hoy aprueba el diseño de derrocar el gobierno. 

Fui funcionario de la ONU y trabajé 17 años en zonas de riesgo en cinco países con guerras y emergencias y nunca conocí una ONU con tan escaso margen de maniobra, tan sometida a los designios de algunas potencias. Sin carácter propio.

Cuando llegué al aeropuerto de Damasco fui testigo del desdén con que el funcionario de la ONU trataba al personal de inmigración sirio. La amabilidad del sirio frente a la prepotencia de un emisario de Ban Ki Moon, seguramente por el rango del pasaporte. Hacía recordar las historias sobre la ONU cuando se abalanzó contra China en la Guerra de Corea. 

Turquía y la muerte de civiles por un proyectil

Turquía funciona como base de infiltración de terroristas tipo Talibán, y Al Quaeda. Es como Pakistán en relación a Afganistán. Con una diferencia. Aquí no sólo son apoyados por el gobierno turco, sino que EEUU y los países de la Alianza Occidental están metidos en la operación de infiltrar. El ejército sirio contraatacó la protección del ejército turco que permite la infiltración.

Este mecanismo lo conozco en terreno en las fronteras del Sudán con Eritrea, Bangladesh con India, Guinea Bissau con Ziguinchor. Los dispositivos militares que están en la frontera tienen la obligación de proteger la frontera. El proyectil que resultó en la muerte de civiles es el corolario de la irresponsabilidad del gobierno turco en exponer civiles en operaciones de infiltración hacia el otro país.

En esto, la ONU tiene las manos atadas, porque entre EEUU, Francia y el Reino Unido más los otros miembros del Consejo acoplados con estas potencias para derrocar al gobierno sirio, no hay investigación neutral posible y aceleraron una declaración del Consejo que les costó más de la cuenta convencer a los rusos de firmarla. Se firmó una declaración sin investigación.

Lo de Siria es un escándalo, porque la agenda es clara: hay que derrocar a Assad, y para esto se han invertido miles de millones de dólares en connivencia con las transnacionales y una parte de la ONU, que además, desemboca en atentados terroristas.

Aquí se está dando la madre de todas las batallas entre el poderío unilateral de la Alianza Occidental contra Siria e Irán y alguna oposición de Rusia y China.

El caso Siria demuestra la vigencia del concepto atribuido a la década de 1960. Sin ambages: El gobierno sirio está dando la batalla clave en contra del imperialismo propiamente tal.

Otros reporteros y analistas independientes, como Pepe Escobar (nacido en Brasil), Seymour Hersh (estadounidense, The Nation), Tierry Meyssan (francés, Red Voltaire) tienen posturas aún más radicales respecto a las implicanciones y motivos de esta operación. Este es un inmenso montaje de varios miles de millones de dólares financiados por los países monárquicos del Golfo Pérsico que mas vínculos tienen con las transnacionales del sector energía y tecnologías asociada.

Siria y los elementos constitutivos, como su Estado, la paz al interior de la nación, su administración y su integridad territorial deben ser protegidos.

La comunidad internacional –especialmente la representada por Naciones Unidas– ha fallado en su misión al no contribuir a este propósito.

Puede aparecer ostentoso decirlo: El caso de Siria, por todo lo sucedido y, principalmente, por lo que no ha sucedido en 20 meses, llama a una reflexión esencial: Fundar un Nuevo Internacionalismo.

Y dejó caer algunas preguntas para esa reflexión capital: ¿Se han dado cuenta cómo el Capital Transnacional ha empujado a las poblaciones a preocuparse cada vez más de lo local y de lo más apegado al circuito más próximo al ser? Apartándolas del llamado tema internacional. Es así como el tema sirio se ve periférico.

Al mismo tiempo, ¿le hacen creer a uno, o a muchos, que al preocuparnos de lo local, también estamos participando en las grandes decisiones que afectan al mundo y esas localidades?

Siria e Iraq se reparten la violencia

Por: Carla Fibla

El mes de septiembre terminó en Iraq con uno de esos récords con los que a menudo simplificamos las tragedias ajenas: 365 muertos, el número más elevado en un mes desde hace dos años. Queda la cifra y no el contenido, las razones por las que la violencia está a la orden del día, los motivos que, por lo visto, hacen imposible evitar esas cadenas de atentados por todo el país.

Pero en Iraq ocurren más cosas. Se están dando pasos definitivos para que la resistencia política y armada, que no ha dejado de combatir desde que en 2003 comenzó la ocupación estadounidense y británica, adquiera ahora una forma diferente.

En Bagdad también hay una plaza Tahrir en la que desde hace semanas se reúnen ciudadanos hartos de la destrucción, la inestabilidad y las dificultades cotidianas por no tener lo mínimo. De hecho, en muchas otras ciudades del país hay plazas Tahrir ‘de la Liberación’ y, a pesar de las dificultades y las amenazas se siguen ocupando porque, como ha ocurrido en países donde se ha derribado el régimen opresor, los ciudadanos ya no tienen nada que perder y sí todo que ganar, empezando por una vida digna, si persisten en su empeño. La muerte forma parte del día a día de los iraquíes; no será ese posible desenlace el que los haga quedarse en casa. Por eso, la resistencia organizada es cada vez más visible en las calles de Iraq.

El enemigo de la resistencia iraquí ya no es Estados Unidos, a pesar de que permanecen desplegados en el país unos 25 000 militares, sino Irán y el Gobierno de Nuri al-Maliki. En los últimos días se han registrado ataques en los que la resistencia ha dado un giro, ya que ha concentrado su lucha en terminar con el Gobierno actual por considerar que es una mera continuidad de la destrucción y corrupción que instauró la ocupación.

¿Quiénes son los Shabab, los jóvenes iraquíes que lideran la revolución? ¿Quién los organiza? ¿Quién los financia? Las acciones que están emprendiendo y su capacidad de movilización indican que no se limitan a ser derivadas de la resistencia política y armada, es decir, los reductos del partido Baaz junto con movimientos religiosos de todas las tendencias (con una visión no sectaria, similar a la que existía durante la dictadura de Saddam Husein); por el contrario cada vez se observa con más claridad que son una corriente con personalidad propia, que trabajan por lo mismo pero con métodos diferentes, con una visibilidad distinta, pero con un mismo objetivo. Se ayudan y en las próximas semanas podrían dar pasos definitivos para consolidar una lucha que, a pesar de haber quedado a veces oculta bajo los atentados y las dificultades cotidianas de Iraq, sigue igual de latente que el primer día, en febrero de 2011. El caos y la imposibilidad de reconducir el presente de Iraq hace que se estén registrando excesos en todos los campos, también en el de la cultura. Omar Yafal recogía esta semana en As-Safir el testimonio de un librero de la calle al-Mutannabi después de que quedara reducida a escombros la que fuera un oasis de librerías, con nombre de poeta, en medio de una ciudad salvaje: «Más de 40 operarios de limpieza y agentes de seguridad del Ayuntamiento de Bagdad cercaron la calle para acabar con los silenciadores de los libros y los coches bomba de la cultura. Se llevaron por delante poemarios, novelas, libros de crítica y pensamiento como se arrastran los desechos de una batalla demoledora». Y recordó que la campaña Soy iraquí, luego leo se ha quedado sin hogar, sin ese punto de encuentro que durante casi 10 años logró mantenerse, después de las vicisitudes de un embargo que menguó la capacidad de lectura de los iraquíes.

Por su parte, impresionan los testimonios crudos, concisos, hirientes de los menores sirios que han logrado huir del infierno que existe en la mayor parte de su país y, desde los campamentos de refugiados de Estados vecinos, han relatado a la organización británica Save the Children el horror con el que tendrán que convivir el resto de sus vidas.

La pequeña terapia que les ofrecen no les permitirá superar lo ocurrido pero obliga a que no los olviden los que se declaran cansados de que los días en Siria se hayan convertido en una repetición de muertos, heridos, bombardeos, enfrentamientos y ataques.

Las aulas de las escuelas reconvertidas en salas de tortura o en lugares donde han permanecido aislados durante días, se acumulan en los menores sirios en forma de imágenes y de sufrimiento; demasiado sufrimiento para que todavía crean que volverán a estar a salvo, que el futuro existe. Aun así, leyendo los relatos, los insultos y los tremendos agravios que sufren los menores en el interior de Siria, da la sensación de que la citada ONG no ha podido hacer una denuncia lo bastante aterradora como para alertar a la comunidad internacional, a todos los que se limitan a observar y llevarse las manos a la cabeza, a los que ya no quieren ver más vídeos subidos a Youtube por los activistas para no amargarse el día, de que la conquista no solo del futuro sino de su presente es casi una utopía para miles de niños sirios. Pero lo cierto es que la edad no ha hecho que el régimen de Bashar al-Asad distinguiera entre los que lo cuestionan. Desde la detención y la tortura hasta la muerte de los chavales que se atrevieron a pintar en un muro de Deraa (al sur del país) que querían la caída del régimen, a las detenciones arbitrarias y a la utilización como escudos humanos de niños para entrar en las zonas que controla en Ejército Sirio Libre, los menores se han convertido en un arma demasiado fácil para presionar a los que están dispuestos a llegar hasta el final.

Hace semanas que la violencia se ha asentado por todo el territorio sirio, pero con el paso del tiempo es posible vislumbrar qué ciudades serán clave para el desenlace final del conflicto. La llamada batalla de Alepo, explica Abdelwahab Baderján en Al-Hayat, «ha demostrado la incapacidad del régimen para poner fin al combate y que la naturaleza de la crisis ha cambiado. Es cierto que el régimen es superior a la oposición en cuanto a armas pero las pérdidas previstas lo obligan a evitar una guerra de guerrillas costosa. Poner fin a la batalla de Alepo exige hacerse antes con Damasco y sus alrededores, algo difícil de conseguir». Y en el mismo periódico Gazi Dahmán apunta que la crisis siria podría salir del actual atolladero con «un pacto similar al acuerdo libanés de Taif» (acordado en Arabia Saudí y que en 1989 puso fin a la Guerra Civil, estableció nuevas relaciones entre Líbano y Siria, y planeó la retirada gradual de los militares sirios; fue un pacto nacional para establecer un sistema político, que sigue vigente, en el que estuvieran reflejadas todas las tendencias religiosas del país), después de comprobar que las soluciones puestas en marcha en las revoluciones de Egipto, Túnez, Libia o Yemen no son aplicables a Siria. «Parece que ese modelo de solución es el que mejor se adapta a la realidad internacional actual, en la que muchos países no están dispuestos a meterse en la crisis siria y prefieren que se solucione sola. Puede que Lajdar Ibrahimi —enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria—fuera elegido precisamente por eso, por su capacidad para lograr ese tipo de soluciones gracias a su experiencia en Líbano e Iraq».

También en Siria se ha resaltado durante esta semana una cifra que debería imponer una solución que nadie parece tener: más de 300 muertos en un solo día, un nuevo récord para los 18 meses de revuelta. Hace menos de dos meses un ciudadano de Marea, al norte de Alepo me explicaba durante el funeral de un oficial del Ejército Sirio Libre que la vida de sus conciudadanos se ha convertido en «un interruptor» que se apaga sin que nadie proteste, sin que se haga ruido; sin que ese gesto definitivo, que implica una vida menos, esté cambiando la actitud y el planteamiento de los que deciden. Contaba aquel hombre que no les da tiempo a despedirse, que están quedando en el olvido demasiadas vidas, que incluso ellos, que padecen las pérdidas, se ven obligados a asumir que no son capaces de proteger ni valorar millones de interruptores.

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