lunes 29 de agosto de 2011
La OTAN ejecuta una masacre en Sirte y amenaza con arrasar la ciudad a la tierra
3 días de no parar los bombardeos fuera de la vista del público - llamamiento urgente de organizaciones humanitarias a fuerzas de la OTAN para detener la masacre
Por tercer día consecutivo, aviones de la OTAN están llevando a cabo masivas y huelgas de misiles con bombas en la ciudad de Sirte, ciudad natal de Muamar Gadafi, no permitiendo que nadie escape. El perímetro de la ciudad está rodeada por puntos de control rebelde, detrás del cual hay especiales unidades de las fuerzas de Gran Bretaña, Francia, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos.
La salida de la ciudad está completamente bloqueada. Ni las mujeres ni los niños se les permite salir. Los hombres, capturados tratando de salir de la ciudad junto con sus familias, son fusilados. Sus familias son enviados de regreso a la ciudad bajo las bombas. Prácticamente no hay manera de enterrar los cadáveres , declaró en una carta que se recibió esta mañana en Argumenty.ru . El escritor es un ex oficial de las fuerzas especiales soviéticas y rusas más tarde, que ahora está en Sirte. El ex oficial de las fuerzas soviéticas, especial después de Rusia, un ex teniente coronel Ilya Korenev, a quien [Argumenti.ru] han llamado antes "fuente", y que está cerca de coronel Gaddafi, decidió mencionar su nombre en la carta.
En la ciudad hasta ahora no las tropas, los rebeldes o fuerzas especiales se han atrevido a entrar. En la noche hubo muchas provocaciones pequeños con el fin de tratar de establecer la ubicación de las tropas del gobierno. Varios escuadrones de la pequeña de los rebeldes intentaron una acción de sondeo en la noche para el reconocimiento, pero fueron destruidos. Al mismo tiempo en el aire en ese momento era un avión de reconocimiento teledirigido espía (UAV) "drone", que expuso la defensa de la ciudad. Después de una hora los ataques aéreos se llevó a cabo en estos puntos marcados . Sin embargo, los defensores de la ciudad ya han dejado sus puestos a otros lugares, escribe el teniente coronel.
Según él, "la situación se asemeja a la terrible invierno del '95, en Grozny, Chechenia, cuando había de todo atentado que se moviera, sin contar con los sistemas de guía o las coordenadas exactas. La única diferencia era que entonces la fuerza aérea rusa no tenía mucho combustible, para los vuelos no fueron tan intensas como lo son ahora. Por el momento, la fuerza aérea de la OTAN está en el aire casi todo el día ".
Libia y nuestra Propaganda de Guerra
Por: Anne Morelli
Los ciudadanos de nuestros países democráticos deben alzarse y hacer oír sus voces para tratar de evitar a Siria la pesadilla de la intervención militar de las fuerzas de la OTAN bajo mandato de la ONU o de las “coaliciones de voluntarios” que han padecido y que continúan padeciendo los pueblos de Afganistán, de Iraq, de Somalia y de Libia. Indignada por la visión unilateral generalizada por los periodistas sobre las guerras cada vez más destructivas y sanguinarias que se desarrollan ante nuestros ojos, Anne Morelli, profesora de la Universidad Libre de Bruselas y Presidenta de “Mujeres por la Paz”, reacciona por medio de este hermoso y generoso texto (Silvia Cattori).
Los principios generales de la propaganda de guerra siempre son similares. Tratan de hacer que nos unamos a una causa belicista por medio de declaraciones primero pacifistas y después resignadas: nos vemos “obligados” por el Otro a hacer la guerra. Él la ha provocado y nosotros vamos a comprometernos en ella por unas causas nobles: la protección humanitaria de los civiles, la democracia, la lucha contra el militarismo desenfrenado de nuestro enemigo ...
Por supuesto, nuestro enemigo comete sistemáticamente atrocidades, mientras que nuestro ejército está compuesto de gentilhombres, todo lo más susceptibles de un “abuso” involuntario. Además, nosotros no arriesgamos nada con esta guerra: la aplastante superioridad de nuestros ejércitos nos garantiza unas “pérdidas cero”, mientras que nuestros enemigos están condenados desde un principio a la derrota. Finalmente, quien se oponga a esta guerra corta, moral y ferozmente victoriosa solo puede ser un agente del enemigo.
Reuní estos principios que rigen la propaganda, previa y contemporánea a todas las guerras desde el inicio del siglo XX, en un pequeño volumen [1]. Con cada nueva edición tengo que añadir a este mismo esquema ejemplos de patrañas que se han utilizado para movilizar a la opinión pública en los conflictos más recientes: Afganistán, Iraq... Y cada vez formulo en vano un deseo siempre desmentido: espero que los lectores, entendidos, dejen de caer, no caigan en las burdas trampas de la propaganda...
Pero, por desgracia, la reciente guerra de la OTAN contra Libia nos obliga a constatar que estos principios están activos... ¡y funcionan muy bien!
Nosotros somos pacifistas y “reaccionamos” ante los actos violentos libios
Según la tesis oficial de la OTAN, nuestros bombardeos vía la operación “Protector unificado”(sic) tienen por objetivo impedir que el régimen libio (las palabras tienen toda su importancia) prosiga con sus bárbaros ataques contra el pueblo libio [2]. Por consiguiente, “él” es quien comenzó y nosotros lo único que hacemos es reaccionar ante los actos violentos enemigos que, además, son difíciles de cuantificar y juzgar. Así, ¿son verdaderamente civiles inocentes los “rebeldes” de Bengasi contra los que actúa Tripoli, aunque hasta en las muy primeras fotos nos los mostraban armados hasta los dientes (¿por quién?) y aunque su Consejo Nacional de Transición se queje cuando se dirige a la OTAN en Bruselas de no recibir suficiente dinero para profesionalizar a su ejército? [3].
Los bombardeos, rebautizados, “campañas de ataques aéreos” fueron autorizados por el Consejo de Seguridad de la ONU el 18 de marzo de 2011 como “reacción” a estas supuestas masacres de civiles y para “proteger a los civiles libios”. Puede parece que bombardear civiles para “protegerlos” es contradictorio, pero la misión se lanzó verdaderamente en estos términos [4]. Por lo tanto, la guerra sería una “réplica” a lo que la OTAN llama “los bárbaros ataques de régimen de Gadafi contra el pueblo libio”.
Gadafi, monstruo en funciones
La propaganda canaliza clásicamente el odio y los resentimientos de la opinión pública hacia un dirigente enemigo, que se supone es la causa de todos los males. Este será al mismo tiempo un loco, un demagogo, un cínico, un militarista... Así, durante la Primera Guerra Mundial, Guillermo II - antes de Ben Laden, Milosevic o Saddam Hussein – personificó al enemigo que había que abatir. Evidentemente, la guerra tiene como objetivo su captura, después de lo cual la humanidad recuperará la felicidad.
El conflicto con Libia no es una excepción a esta regla, pero la construcción mediática del personaje de Gadafi es particularmente interesanre. En efecto, tras haber sido la personificación del mal, del “terrorismo internacional” y el enemigo público n°1 al que se hizo responsable de todo tipo de atentados, el coronel (que también había nacionalizado las compañías petroleras de su país) volvió a ser recomendable. Cuando en junio de 2011 el ministro belga de Defensa, De Crem, asegura querer bombardear Libia mientras no se libre de Gadafi, parece haber olvidado que el jefe del anterior gobierno belga, Guy Verhoofstadt, recibió a Gadafi en Bruselas unos pocos años antes con toda la consideración posible. Entonces Gadafi volvía a ser un interlocutor válido tanto para Berlusconi como para Sarkozy, quienes le autorizaron a instalar su campamento en sus jardines, lo trataron con familiaridad y le hicieron firmar sobre todo el compromiso de detener en su país los flujos migratorios del sur deseosos de ir a Europa [5].
Unos bombardeos nobles
Uno de los principios de la propaganda de guerra quiere que se haga creer a la opinión pública que nuestro compromiso belicoso tiene unos nobles fines. Nunca debe tener que ver ni con recursos económicos que hay que controlar ni con objetivos geoestratégicos, sino verdaderamente con una democracia que hay que imponer, con un militarismo que hay que sofocar y con pobres personas en cuya ayuda acudimos. Así, en el caso libio no tendrá que ver con el control de los recursos petroleros de excelente calidad de este país ni con la situación estratégica entre dos países con un destino político desestabilizado por la “primavera árabe”. En cambio, toda la propaganda se estructurará en torno a la falta de democracia del país (lo que no es falso, pero no provoca sistemáticamente intervenciones armadas de la OTAN como en Arabia Saudí y en los Emiratos...) y a los libios que esperan nuestra “ayuda”.
Esta vez no se trata de socorrer a los kosovares ni a las mujeres afganas ávidas de emancipación ni a los kurdos iraquíes ni a los chiíes oprimidos, sino más bien de salvar a unos civiles a los que debemos proteger de la brutalidad de las fuerzas de Gadafi. Por lo tanto, nuestros bombardeos sobre Libia tendrían un fin noble y altamente “humanitario”.
Las“atrocidades” libias y los “abusos” de la OTAN
Las guerras arrastran inexorablemente tras de sí su cortejo de actos violentos, de iniquidades y de víctimas inocentes. Aunque en grados diversos, en cada campo se asesina a niños y ancianos, se viola y se tortura.
El genio de la propaganda de guerra es hacer creer al público que “nosotros” llevamos a cabo una guerra “limpia”, contrariamente a nuestros enemigos. Así, en la guerra de la OTAN contra Libia los medios de comunicación describen en el menú las atrocidades enemigas, pero tratan de silenciar las de la OTAN y sus aliados. A pesar de ello, la tortura se “legalizó” verdaderamente en el campo occidental con ocasión de la guerra contra Iraq [6], pero no se hace la menor alusión a ello.
En cambio, cuando se haga imposible negar el carácter mortífero de los bombardeos de la OTAN, habrá que minimizar su carácter atroz. Rebautizados “ataques”, se supone que son “incursiones de precisión” que tienen por objetivo únicamente blancos militares. Y cuando se deduzca que las víctimas son civiles e incluso niños, habrá que negarlo primero, utilizar el condicional, hablar de las “alegaciones” del “régimen” de Gadafi que no se pueden verificar y después reconocer finalmente un “abuso”, haber matado “accidentalmente” o “por error” a civiles. Así, una incursión de la OTAN en 20 de junio en Sorman, a 65 km al oeste de Tripoli, causó quince muertos civiles, tres de los cuales eran niños. Después de que un periodista de la Agencia France Presse constatara que verdaderamente eran las víctimas, la OTAN ya no puede negar que esta “incursión de precisión” solo haya atacado objetivos militares. También tendrá que reconocer haber matado el 19 junio a civiles “por error” durante un bombardeo nocturno de Tripoli, en el barrio de Souk-al-Yuma (que, sin embargo, ¡se suele señalar como hostil a Gadafi!) y haber atacado accidentalmente a una columna de vehículos “rebeldes” en la región de Brega el 16 de junio de 2011 [7]. Para minimizar los daños ocasionados por el bombardeo de una vivienda particular [el periódico belga] Le Soir [8] pone hábilmente en duda el testimonio de la víctima escribiendo que Khalid El-Hamidia afirma haber perdido a su mujer, a sus tres hijos pequeños y su casa durante un ataque de la OTAN y más adelante que según él su casa había sido atacada por un bombardeo de la OTAN. Como el titular habla de un “blanco legítimo” (sin signo de interrogación), muy evidentemente retoma el punto de vista de la OTAN y desacredita el de la víctima.
Por supuesto, estos “errores trágicos” y “daños colaterales” son inexorables, pero solo se observan entre los enemigos. Cuando quienes son culpables de ellos son nuestros ejércitos o nuestros buenos aliados de la “rebelión” libia, la discreción es de rigor. Desde las primeras semanas de la “rebelión” y al menos hasta julio de 2011 la ONG Human Right Watch (HRW) de origen estadounidense y poco susceptible de simpatía por Gadafi, señala que la “rebelión” libia se entrega a graves excesos contra los civiles de las regiones que controla: palizas, saqueos de bienes, incendios de casas, saqueos de hospitales, domicilios y comercios... Pero cuando se trata de nuestros buenos aliados, la información de HRW se publicará en condicional (“habría tenido lugar unos incidentes”) [9] contrariamente a lo que concierne a las “atrocidades” de nuestros enemigos que siempre se consideran confirmadas a priori. Por lo que se refiere a quienes huyen de Libia, no olvidemos que la causa principal de su exilio reside en nuestros bombardeos.
Pérdidas cero
Para tranquilizar a la opinión pública, la propaganda repite machaconamente que nuestros ejércitos son tan eficientes que no hay ningún riesgo en que nuestro ejército participe en esta nueva “operación”.
Es cierto que unos bombardeos son, evidentemente, menos arriesgados para quien bombardea que para aquel que es bombardeado (sobre todo si no tienen una defensa antiaérea eficaz). Sin embargo, este desequilibrio flagrante de los riesgos empieza a difuminarse cuando la “operación” se prolonga por tierra. Las guerras en Afganistán e Iraq también se debían haber saldado teóricamente en “cero muertos” pero, naturalmente, la realidad desmintió esta previsión.
El balance de muertos se calcula muy a la baja ya que generalmente solo tiene en cuenta las muertes producidas entre los soldados “oficiales”. Ahora bien, cada vez más la ocupación se confía a mercenarios privados, llamados “contratistas”. En Afganistán, por ejemplo, estos subcontratados son tan numerosos como los “verdaderos” militares estadounidenses, pero sus contratos escapan al control parlamentario y mediático. Solo la sociedad L3-Com cuenta a día de hoy con 350 muertes de soldados privados [10]. Así pues, en caso de que la operación libia se prolongue por tierra, hemos de estar atentos cuando se nos presenten balances tranquilizadores de “nuestras” tropas en caso de que estas incluyan también a mercenarios que, además, son difíciles de controlar en su manera de actuar y a veces son reclutados sobre el terreno sin discernimiento.
¿Cómo seguir siendo crítico?
La crítica histórica nos enseña que discernir los hechos exactos exige contrastar las informaciones que provienen de fuentes diversas. En el caso que nos ocupa, este ejercicio es muy complicado si no imposible: se filtran pocas informaciones independientes de Libia, la radiotelevisión libia es absolutamente inaccesible en el extranjero porque los emisores satélite están bloqueados y porque nuestros medios de comunicación acompañan inmediatamente cualquier información molesta de un comentario de los “rebeldes” a los que apoyamos o de la OTAN. Así, el contribuyente que se pregunta por qué una parte de sus impuestos se destina a pagar las salidas excepcionales de los F-16 belgas y sus bombas solo puede contar consigo mismo ante la propaganda que domina en nuestros medios de comunicación, ejercer su sentido común y dudar.
Notas
[1]Anne Morelli, Principes élémentaires de propagande de guerre applicables en cas de guerre chaude, froide ou tiède, 1ª edición 2001, última edición Aden 2010. La obra se ha traducido a siete idiomas, entre ellas el japonés. [Hay traducción en castellano: Principios elementales de la propaganda de guerra: (utilizables en caso de guerra fría, caliente o tibia…), Hondarribia, Hiru, 2001].
[2]Declaración del comandante de la operación “Protector unificado”, general Charles Bouchard (La Libre Belgique, 21 de junio de 2011).
[3] Mahmoud Jibril en la sede de la OTAN en Bruselas, 13 de julio de 2011 (La Libre Belgique, 14 julio de 2011).
[4] El Congreso estadounidense puso en duda la legitimidad de estas operaciones militares contra Libia, que no fueron objeto de su autorización y, por consiguiente, según la legislación estadounidense hubieran debido terminar 90 días después de su inicio (La Libre Belgique, 16 de junio de 2011).
[5] El acuerdo “contra los refugiados” firmado con Italia data de 2008.
[6]Véase el testimonio del general Riccardo Sanchez que dirigió las fuerzas internacionales en Iraq de 2003 a 2004 y que reconoció que estas utilizaban sistemáticamente el maltrato y la tortura ignorando las Convenciones de Ginebra (cf. el documental de Marie-Monique Robin, «Torture made in USA», La Une, 15 de junio de 2011.
[7]Despacho de AFP (La Libre Belgique, 21 de junio de 2011)
[8] 29 de julio de 2011
[9] Despacho de AFP (La Libre Belgique, 14 de julio de 2011). Aunque HRW denunciaba que en junio y julio habían tenido lugar excesos, el periódico titulaba “La rebelión niega los excesos” y ponía un pie de foto: “Al principio de la revolución habrían tenido lugar incidentes (sic)”, es decir, ¡a mediados de febrero! Por consiguiente, “incidentes” viejos.
[10]Véase al respecto el artículo de P. Descu, «Externalisation et privatisation de la guerre: un pari risqué», en Tribune-CGSP, julio-agosto de 2011.
Anne Morelli es profesora de “Crítica histórica” en la Universidad Libre de Bruselas y Presidenta de “Mujeres por la Paz”.
La perversión de agencias estadounidenses y europeas y sus subordinados en el mundo al llamar "guerra civil" a lo que está sucediendo en Libia
GUERRA COLONIAL CONTRA LIBIA
Por Stella Calloni
La perversión de agencias estadounidenses y europeas y sus subordinados en el mundo al llamar "guerra civil" a lo que está sucediendo en Libia, demuestra cómo se convirtió una intervención colonial contra un país, del que Estados Unidos y sus socios quieren apoderarse por diversas razones de intereses, en una "rebelión" interna que "humanitariamente" debía ser ayudada.
La realidad es que el pueblo libio soporta desde mediados de marzo los bombardeos salvajes de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), contra un país de casi seis millones de habitantes, considerando que una buena parte de ese territorio es desierto.
Muerte y destrucción han producido los bombardeos en todo el país, para abrir camino a los mercenarios que fueron desde el principio el motor de la supuesta ''rebelión'' del pueblo contra Muammar Al Gaddafi.
No existe ninguna imagen de aquella rebelión ''popular'', ni de la ''excusa'': los supuestos ''bombardeos de Gaddafi contra la población civil''- con que ampararon una intervención brutal en pleno siglo XXI.
En tanto esa población civil está siendo masacrada por sus ''protectores'' de la OTAN y sus hogares, escuelas, centros de alimentación, laboratorios medicinales, universidades, hospitales, destruidos.
Nadie puede desconocer los avances producidos en Libia después que Gaddafi encabezara la rebelión que terminó con una monarquía colonial y con el status de colonia que tenía ese país en 1969.
Todo ese esfuerzo está siendo demolido, mientras siembran ese territorio con uranio empobrecido, lo que significa un desastre humano y ecológico para el futuro.
La resolución 1973 adoptada por Naciones Unidas el 17 de marzo de este año, para establecer un supuesto bloqueo aéreo en Libia, tenía como única finalidad impedir al gobierno de ese país soberano defenderse. Esa resolución se tomó sin escuchar lo que los observadores directos tenían que decir.
Se aseguraban así de que Libia no tuviera defensa aérea. Y se puede anotar como una derrota moral que ese país haya resistido durante casi seis meses los bombardeos, dejando en evidencia que los tales ''rebeldes'' sin la OTAN no existen.
Basta ver una fotografía que circuló en las últimas horas y publicaron algunos medios, mostrando supuestos ''opositores libios'' cuyo físico, vestimenta y armamento los asimila a los típicos mercenarios que las potencias llevaron a esa región, para tener una dimensión de la verdad que ocultan los medios.
Para poder comenzar y sostener la intervención, Estados Unidos y sus asociados utilizaron los medios masivos de comunicación en el mundo, que en realidad están bajo su control militar y de seguridad.
En este caso contaron también con la colaboración interesada o desinteresada, pero cumpliendo el mismo objetivo, de algunos periodistas e intelectuales considerados ''progresistas'' que fueron cómplices de esta intervención y de la red de mentiras que se utilizó para justificarla.
Ahora éstos esperan para justificarse ellos mismos, que gane la OTAN y cuente la historia de los vencedores sobre ''la horribles violaciones de los derechos humanos cometidas'' por el gobierno libio para encubrir lo que hacen los mercenarios y las tropas invasoras, como lo hicieron en Afganistán, Irak o mucho antes.
¿Olvidaron tan prontamente a los ''contra'' nicaragüenses cuando atacaban desde las bases de Estados Unidos en Honduras a Nicaragua sandinista, destruyendo aldeas, matando, torturando, violando a mujeres y niñas? Ronald Reagan les llamaba entonces ''los combatientes de la libertad''.
Llamar ''rebeldes'' a grupos de mercenarios manejados por la CIA y sus asociados, es faltar el respeto a los rebeldes reales que luchan en el mundo por su liberación.
El pueblo y el gobierno libio no sólo tenían el derecho, sino la obligación de defenderse. Cualquier país del mundo bajo ataque extranjero tiene el deber de hacerlo.
Si logran quedarse con Libia para transformar el país en ''una nueva Somalia'' como denunció el pasado 19 de agosto el portavoz del Gobierno libio, Mussa Ibrahim, ante el incremento de los bombardeos de la OTAN , todos los países del mundo quedan en la desprotección total.
Con el añadido de que un fiscal argentino de la Corte Penal Internacional (CPI) condenara a Gaddafi, mientras ampara las criminales intervenciones y el genocidio de Afganistán e Irak.
Somalia es una nación sin gobierno, con una crisis alimentaria, y es lo que pretenden hacer de Libia las potencias occidentales al continuar los ataques mientras nosotros trabajamos planes de paz recordó también el vocero libio. (Telesur 19 - 8 -11).
La capital de ese país está sufriendo en los últimos días una nueva oleada de ataques de la alianza imperial que causaron decenas de muertos y heridos.
Las autoridades advirtieron el 19 de agosto pasado que los bombardeos se incrementarían en días previos al aniversario 42 de la llamada Revolución Verde, que encabezó Gaddafi el 1 de septiembre de 1969.
A esta altura de los acontecimientos, cuando las potencias se han apropiado de los dineros del Estado libio, incluso han instalado en Washington una embajada del llamado Consejo de Transición, lo que nunca antes había sucedido, nadie puede dudar de que estos ''rebeldes'' jamás representaron al pueblo libio. De hecho antes de controlar territorio alguno, los ''rebeldes'' crearon el Banco Central de Benghazi. ¿Existe algo similar en la historia?
Nunca pudieron avanzar un tramo sin que la OTAN , mediante bombardeos feroces, les abriera el camino. No es posible ignorar de qué se trata la guerra en Libia, les guste o no les guste Gaddafi.
Si leemos los cables de las agencias y la mayoría de los periódicos del mundo, no hay referencias a las víctimas, no existen. El relato único es sobre los ''rebeldes''.
Bajo control de los mercenarios, todo tipo de historias se contarán sobre el ''terror'' gubernamental y los ''horrores'' de la guerra serán atribuidos al vencido. En un país invadido y ocupado sólo habla el ocupante. El resto queda atrapado en el terror y en la necesidad de la sobrevivencia.
Revisando toda la información desde que comenzó el conflicto, podemos escribir una manual de lo que es realmente el terrorismo mediático, y sus consecuencias. Cada palabra matará como los misiles y las bombas que caen sobre la población.
'Libia: un silencio ensordecedor'' tituló Jody McIntyre una nota en el periódico británico The Independent/ ICH.
''Así que ahora estamos enviando helicópteros Apache a bombardear civiles libios. Una escalada de otra sangrienta guerra de la OTAN. O , en boca del coronel Jason Etherington, ''sólo agrega algo más a la fiesta''.
''Todos los medios se alinearon. Es una guerra para proteger civiles. Es una guerra para obligar a que Gaddafi se vaya. Como si los gobiernos occidentales, con sus orgullosas historias de abusos contra los derechos humanos en todo el mundo, tuvieran algún derecho moral a juzgar al gobierno de Libia. La retórica de Etherington revela una verdad infame, esta guerra es un juego para nosotros, una 'fiesta' que vale la pena agrandar'' dice en una parte del texto McIntyre.
Y cita que ''hasta Al Jazeera publicó la historia aceptada de los 'rebeldes' que tomaban una ciudad tras la otra'' y también reclama que ''nunca muestran imágenes de los crímenes de la llamada brigada 'rebelde', que atacó violentamente a libios negros y a ciudadanos africanos negros en el este del país, calificándolos de 'mercenarios africanos' contratados por Gaddafi, a pesar del hecho de que todos los libios son africanos. No se informa de nada de todo esto porque no se ajustaría a la narrativa aceptada''
En otro párrafo se pregunta ''¿A qué se debe tanto silencio? A diferencia de Afganistán e Irak, que provocaron inmensas protestas en todo el mundo, la reacción a Libia ha sido relativamente sosegada. Nos han hecho creer una premisa falsa y, como diría Noam Chomsky, hemos permitido que fabriquen nuestro consenso''.
Razona que ''el imperialismo no conoce límites cuando ha iniciado una guerra. Siempre me ha impresionado que la gente sea casi histérica en sus reacciones cuando tiene que ver con una guerra en la que participa nuestro país. Si uno observa la realidad de la situación, le acusan de no interesarse por los civiles libios, o de apoyar a un dictador. En realidad, es a nuestro gobierno al que le gusta apoyar dictaduras, y nuestro gobierno es el que está bombardeando civiles libios''
También cita en su nota a Frank Natter quien escribió en su blog, 'Straight Talk':''Todos los que pagamos impuestos consentimos tácitamente y financiamos indirectamente las bombas que se usan para matar a la gente en Afganistán y Libia. Para citar a Sartre: 'no sois maravillosos, sois asesinos'.''
Con claridad meridiana advierte McIntyre que ''esto no tiene nada que ver con la protección de civiles y todo con el restablecimiento de una debilitada dominación militar y económica en la región''.
Por eso este silencio es ''ensordecedor'' como lo titula en su nota y también aterrador. (Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens)http://www.informationclearinghouse.info/article28282.htm
En julio pasado los periodistas libios enviaron una conmovedora carta después de un bombardeo de la OTAN sobre la televisión libia. ''Ya se ha colmado el 'vaso' de la intervención extranjera colonialista y genocida sobre Libia, con este ataque contra las instalaciones de la TV, con la muerte de tres compañeros periodistas claramente pertenecientes a la población civil''.
Añaden que en realidad ''se tenía que haber colmado con el primer civil que hubiese muerto, pero cuando el dolor es ajeno la mayoría permanece aséptica y acostumbrada a este tipo de noticias y más cuando se justifican con la excusa que es necesario perseguir, expulsar o asesinar a un ''dictador''.
Y advierten que es un límite del que no se puede regresar cuando aumentan los objetivos de ataque que afectan a escuelas, hospitales, universidades y otros organismos o directamente medios de comunicación. En nombre de sus muertos piden una reflexión al mundo.
Por supuesto que nadie recogió estas palabras y no hubo ''periodistas solidarios'' y ese silencio no sólo es aterrador, sino cómplice.
Si Libia cae en las mismas manos que han cometido el primer genocidio del siglo XXI en Afganistán, Irak y otros lugares, habrá caído definitivamente la máscara de la ONU y de la legalidad internacional.
Habrá caído la posibilidad de utilizar negociaciones para la paz, porque nunca aceptó Estados Unidos- ni sus asociados o subordinados- escuchar las voces múltiples que se levantaron, entre ellos de la Unión Africana , de Venezuela y de otros países para evitar otra tragedia en el mundo. Y como sucede con Siria, el ''modelo'' de crear un foco en un país para arrasarlo luego en nombre del humanitarismo imperialista, será aplicado en cualquier lugar del mundo y ningún país quedará a salvo.
Países de la OTAN tuvieron
que jugar sucio para ganar la guerra en Libia...
Por: Armando Pérez
Países influyentes de la OTAN como Reino Unido y Francia, tuvieron que jugar sucio para ganar la guerra en Libia, y ahora, exponen argumentos para justificar la cacería a muerte emprendida contra Maumar Gadafi.
A medida que la guerra civil en Libia se aproxima su fase final con Gadafi prófugo, combates en el sur de Tripoli y sangrientas matanzas por parte de ambos bandos, la OTAN es de nuevo el centro de la atención.
Según la prensa, Inglaterra, Francia, Qatar y Jordania, infiltraron de forma clandestina unidades militares en el territorio libio para ayudar directamente a las agrupaciones armadas rebeldes durante los combates para la ocupación de ciudades, y de forma muy especial durante el asalto final a Trípoli la semana pasada.
Uno de los primeros en difundir estas noticias fue el diario británico The Guardian en una nota del 23 de agosto, según al cual, antiguos miembros del Servicio Especial Aéreo (SAS) británico, contratados por agencias de seguridad privadas realizaron operaciones de inteligencia militar en Libia a favor de la OTAN.
Organizados en varios grupos, esos mercenarios veteranos recopilaron información de alto valor profesional que posteriormente suministraron a comandos del ejército regular de países extranjeros también infiltrados en la fase final terrestre en el territorio libio.
El trabajo principal de los comandos extranjeras fue recopilar sobre el terreno información sobre la ubicación exacta de los objetivos claves de defensa de las tropas leales a Gadafi.
Con esa información a mano, el mando de la OTAN reforzó la eficacia de las incursiones aéreas de los cazas de la coalición que en las últimas semanas destruyeron bases de vehículos, tanques, piezas de artillería y arsenales del ejército libio.
Las labores de inteligencia de esas unidades permitieron a la aviación de la OTAN neutralizar la línea de defensa por el norte y los flancos oriente y occidental de Trípoli, por lo que las tropas rebeldes pudieron entrar en la capital prácticamente librando combates esporádicos de mediana intensidad.
Otro rotativo inglés, el Daily Telegraph citando fuentes propias, informó que militares del 22 batallón 22 de la SAS en Libia desde las últimas semanas, organizaron los operativos que pusieron en marcha los rebeldes para tomar por asalto los objetivos claves en Trípoli, como la televisión, el aeropuerto y otras instalaciones importantes.
Según el rotativo, el plan general para el asalto a Trípoli y la movilización de los grupos de la oposición por la ciudad fue elaborado por británicos que controlaban directamente el movimiento de los rebeldes tras confirmar la información suministrada por el comando de la OTAN responsable de la fase aérea de la ofensiva.
La contundencia de los ataques de la aviación de la OTAN sobre las tropas libias neutralizó su capacidad de reacción, por lo que Trípoli prácticamente cayó sin oponer resistencia.
Una vez anunciada la toma de la mayor parte de la capital, e incluso el cuartel general de Gadafi, el primer ministro británico David Cameron de la forma más natural del mundo, dio la orden de capturar a Gadafi y los rebeldes pusieron precio a su cabeza con una recompensa de más de un millón de dólares.
Talvez eso explica el fulminante ataque aéreo emprendido por cazas británicos contra un supuesto bunker de Gadafi en la ciudad de Sirte, patria chica del líder libio y ultimo baluarte de las fuerzas gadafistas.
Por primera vez, y con marcado alarde belicista, la prensa internacional explicó que los cazas Tornado británico lanzaron bombas de penetración especiales para destruir fortificaciones subterráneas, es decir, para liquidar a Gadafi en la parte más profunda de su refugio.
Al comentar el asalto a Trípoli expertos militares rusos destacan que el éxito de la operación estuvo condicionada por la coordinación de acción de la aviación de la OTAN y las tropas de tierra que marcharon según un plan coordinado, completamente diferente a la forma de combate utilizada antes por los rebeldes.
La intervención directa de militares extranjeros fue la única opción de los gobiernos occidentales implicados en la operación en Libia para sacar la situación del punto muerto porque ni los rebeldes ni las tropas de Gadafi tenían la capacidad combativa suficiente para obtener la victoria por sus propios medios.
Para Londres y París, una victoria rápida a cualquier precio se convirtió en una necesidad perentoria porque la opinión pública europea ya veía con ojos críticos la aventura del bloque atlántico en el país africano.
La sombría perspectiva de situación económica en Europa y la actitud crítica ante el problema de la inmigración hizo que la “defensa de los valores democráticos”, “la defensa del pueblo libio” y otras consignas políticas utilizadas por los gobiernos europeos cada vez tuvieran menos apoyo entre el contribuyente europeo, agobiado por sus propios problemas.
Entre tanto, las capitales europeas preparan una campaña para justificar la cacería contra Gadafi al que acusan de todos los crímenes perpetrados en Libia desde febrero cuando comenzó la revolución, y en especial las atrocidades cometidas durante el asalto a Trípoli.
Aprovechando la carencia de imparcialidad por parte de la prensa internacional, Gadafi ahora es responsable de los muertos aparecidos en su bunker de Trípoli y otros centenares desperdigados en hospitales y hasta los muertos abandonados en las calles.
Aunque Amnistía Internacional denuncio que tanto los gadafistas como los rebeldes han cometido ejecuciones y torturas indiscriminadas en las que la mayor parte de las víctimas es la población civil.
La carencia total de agua potable y electricidad en Trípoli también es obra maléfica de Gadafi, según la mayoría de los reportajes de los corresponsales occidentales.
Expertos rusos consideran que esta campaña es indispensable para que los gobiernos de Europa puedan justificar los juegos sucios cometidos por en la guerra, sobre todo cuando otros países como Rusia o China pueden denunciar que esos países violaron los términos establecidos por las resoluciones de la ONU que autorizaron la intervención en Libia.
Parte del juego político para repartir responsabilidades porque la caía de Gadafi no significará el fin de la crisis en Libia, sino el comienzo de otra fase mucha más aguda de consecuencias difíciles de predecir.
La mayoría de los expertos en Rusia como en el exterior coinciden en que Libia comienza una fase de incertidumbre en la que cualquier cosa puede ocurrir, desde su fragmentación en tres partes con el estallido de conflictos regionales muy sangrientos.
Son muy pocos los que se atreven a pronostican que Libia conservará su integridad territorial y establecerá un gobierno democrático de corte occidental conservando al mismo tiempo, todo el contenido de su cultura musulmán.
Viendo el actual desarrollo de los acontecimientos, son más pocos los que piensan que no habrá más violencia, más destrucción y más muertos.
Y a pesar del pesimismo, posiblemente nadie se atreverá a proponer la aprobación de otra resolución de la ONU para defender al pueblo libio.
Cinco reglas para entender
lo que pasa en Libia
Por: Jon Lee Anderson
Para aquellos que puedan estar sintiéndose desconcertados por las noticias sobre Libia, aquí les presento una lista de algunas cosas que hay que tener en cuenta, y que son producto de la observación del desarrollo del conflicto a lo largo de los últimos siete meses.
1. Presuponga que nada es lo que parece
Cuando los rebeldes tomaron Trípoli, virtualmente sin oposición, se informó que el hijo y heredero oficial de Gadafi, Saif al-Islam, había sido arrestado. Antes de que terminara el día, se supo que tal especie era falsa: no sólo no estaba bajo custodia policial, sino que circulaba por la ciudad, supuestamente tomada por los rebeldes, haciendo alarde de su libertad y burlándose abiertamente de éstos, diciéndoles que habían caído en una trampa. Mientras tanto, su padre no aparecía por ningún lado y no había sido localizado; en torno a la ciudad, las fuerzas que le eran leales reaparecían y estaban dando la pelea, incluso cuando, un día después, los rebeldes tomaban la residencia del líder. Súbitamente, al “remate” de Gadafi le había salido una postdata, y parecía que era él mismo quien la escribía. ¿Cómo fue posible que esto sucediera? Siguiente regla:
2. Gadafi es un zorro del desierto
En sus cuarenta y dos años en el poder, Muamar el Gadafi se ha presentado como muchas cosas distintas para mucha gente: como autoproclamado libertador socialista; como el vidente beduino definitivo del Norte de África; incluso como el extravagante, a punto de ser ungido y futuro rey de África. Para muchos, tanto en su país como alrededor del mundo, Gadafi es un sabio y un payaso, cuyo largo gobierno e interferencia permanente a nivel global ha sido posible gracias a los petrodólares y a una brutal banda de mercenarios bien pagados. Hay algo de cierto en cada una de estas aseveraciones. Pero, más que cualquier otra cosa, Gadafi es, primero y principal, un diabólico y astuto sobreviviente que, cuando no ha podido recurrir al soborno o a ganarse la complicidad de los que se le oponen otorgándoles prebendas, ha triunfado sobre sus enemigos utilizando el engaño y la traición. Estas son sus señas más notorias en el campo de batalla, y han sido parte del panorama durante estos últimos meses de guerra.
A mediados de marzo, tras dos semanas de rápidos triunfos en su avance hacia la capital provisional de los rebeldes en Benghazi, y en vísperas del ataque ya anunciado por las fuerzas de la OTAN, Gadafi declaró un cese unilateral de acciones militares. Apareció en la televisión libia para decir cuánto amaba a la gente de Benghazi y cuánto deseaba hacer cosas por ellos; cómo, esencialmente, todo lo que quería era paz y amor. En ese mismo instante, como se sabría después, sus columnas armadas avanzaban, por orden suya, entre gallos y medianoche, para atacar Benghazi. Al amanecer, habían cruzado los límites occidentales de la ciudad, tomando a los rebeldes por sorpresa, lo que generó una batalla sangrienta pero, afortunadamente, breve. Las fuerzas de Gadafi fueron repelidas, y los aviones y misiles de la OTAN entraron por fin en acción, salvando Benghazi, a los rebeldes y, a fin de cuentas, a la rebelión libia misma, a la hora de las chiquiticas y con el segundero en marcha. Las tácticas de Gadafi, sin embargo, sirven de ilustración para la regla siguiente.
3. La confusión es el terreno ideal de Gadafi
La manera en la que los rebeldes entraron a Trípoli hace algunos días, llenos de júbilo ante la ausencia de oposición armada, fue un comportamiento característico de neófitos. En marzo y abril, cuando el conflicto armado comenzó a tomar fuerza, los rebeldes, de modo consistente, se arriesgaban en exceso, atacando las ciudades del este de Libia y “espantando”, en apariencia, a las fuerzas de Gadafi, que se retiraban, sólo para ser detenidos súbitamente, con contraataques sanguinarios por parte de las tropas del gobierno, que aparecían, invariablemente, —como ya había sucedido en Trípoli— “sin que nadie supiera de dónde”. En esas circunstancias, el aparentemente absoluto descuido de los rebeldes, en este momento decisivo, fue, desde donde se lo vea, asombroso, y pone de bulto serias y continuas deficiencias de mando y liderazgo que las fuerzas aéreas “a control remoto” de la OTAN y sus equipos encubiertos destacados en la zona de combate, constituidos por Fuerzas Especiales (francesas, inglesas y catarís, se dice), no han podido contrarrestar. En el campo de batalla, el conocimiento del propio enemigo es clave, y Gadafi conoce a fondo el corazón y la mente del pueblo libio, y su temperamento también, y ha mostrado de modo consistente que es muy hábil a la hora de explotar ese conocimiento para sacarle ventaja a las oportunidades que le otorga la desorganización de los rebeldes para sembrar aún más confusión entre sus filas. Todavía puede perder la guerra, pero en este momento, en Trípoli, lo que reina es la confusión, y eso le da a Gadafi, y no a la OTAN (cuyos aviones no pueden darse el lujo de bombardear una ciudad llena de civiles) ni a los rebeldes, una ventaja crucial.
4. Deje que la Teoría del Caos sea su guía
Si su capacidad de manejar el caos para su propio beneficio es una de las grandes cualidades de Gadafi, el caos es también, aparentemente, uno de los aspectos inevitables de la vida en Libia. Puede confiarse en que aparezca, y también en que, en última instancia, determine el campo de batalla en Libia. Es, en términos de Rumsfeld, un “imprevisto previsible”. Para decirlo en términos más prácticos, se puede contar con que el caos aparecerá, por ejemplo, cada vez que se tenga la impresión de que los rebeldes han logrado algo importante en el campo de batalla. Comenzarán inevitablemente a echar tiros al aire y a bailar y a cantar, sin tomar en cuenta que su enemigo puede estar cerca, a la espera, agazapado, preparado para abrir fuego y contraatacar. Cuando los rebeldes reaccionan de esta manera, lo hacen siguiendo una tradición de comportamiento libia que es parte esencial de su modo de concebir la guerra, y que viene de los tiempos en los que los guerreros beduinos, armados sólo con espadas, o quizás mosquetes, atacaban y hacían huir a sus enemigos en medio de una planicie del desierto, para luego declarar la “victoria” en ese instante y lugar.
5. Los rebeldes aún tienen que aprender a escribir sus propias reglas
Todavía le están siguiendo el juego a Gadafi. La falta de liderazgo entre los rebeldes es, de muchos modos, un problema: no hay ninguna figura carismática de su lado. En los momentos en los que la hubo, Gadafi consiguió el modo de socavarla, como con Fatah Younis, quien fuera su ministro del interior, se sumó a la rebelión y fue asesinado, finalmente, por otros rebeldes. (Gadafi sembró la confusión, en este caso, haciendo transmitir, por televisión, imágenes no fechadas de ambos, por ejemplo). Incluso si los rebeldes logran, como parece posible, hacerse con el control de Libia con la ayuda de la OTAN, el que puedan arreglárselas luego para crear un gobierno de unidad para este maltratado país debería darle a uno materia para la reflexión, sin importar lo que uno desee. Gadafi no sólo ha determinado el campo de batalla: también le ha dado forma al paisaje humano de Libia por cuarenta años.
La verdad real detrás de las guerras
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